El
blog del profe Bigotini, en su serial sobre la evolución, nos acerca hoy a unos
interesantes tatarabuelos: los prototerios
o primeros mamíferos. Debieron originarse al
final del periodo Triásico, hace unos 220 millones de años, y pueden ostentar ya
el título de mamíferos con toda justicia, puesto que sus hembras producen leche
con la que alimentan a sus crías. Sin embargo, aún no gestan en el útero, sino
que ponen huevos como sus ancestros reptiles, y como ellos, conservan un solo
orificio posterior, la cloaca, porque aun no se han
dividido las salidas excretora y genital.
Conocemos
tres órdenes de prototerios: triconodontos,
multituberculados y monotremas. De las tres sólo los monotremas
han sobrevivido hasta el tiempo presente en la aislada reserva del continente
australiano. Son los equidnas
y los ornitorrincos, reliquias
vivas de nuestro remoto pasado.
Los
triconodontos, sin duda el orden más
antiguo de verdaderos mamíferos, surgieron en los ambientes desérticos del
final del Triásico, disfrutaron la exuberante vegetación de los bosques jurásicos,
y resistieron hasta el comienzo del Cretácico. Eran pequeñas criaturas
peludas parecidas a las actuales musarañas, si bien mantenían muchos rasgos de
sus ancestros terápsidos, el grupo de
reptiles semejantes a mamíferos que os presentamos en la anterior entrega. Sus
dientes, ya plenamente mamíferos, y sus molares, coronados por tres eminencias
cónicas (de ahí el apelativo de triconodontos), les permitían un estilo de vida
predador y un elevado índice metabólico. Seguramente su dieta estaría compuesta
por insectos y pequeños reptiles. La familia más conocida de triconodontos es
la de los morganucodónticos,
cuyo principal representante es Megazostrodon,
que habitó en el sur de África (actual Lesotho) a finales del Triásico
y principios del Jurásico. Megazostrodon era un tímido “ratoncillo” de apenas 10
o 12 cm .
desde el hocico al final de la cola. Debía cazar insectos medio escondido entre
la hojarasca y los matorrales bajos. A juzgar por sus grandes cuencas oculares,
sus hábitos debieron ser nocturnos, y se han encontrado otras especies fósiles
muy similares a él, en Bretaña y en China, que pueden datarse en los mismos
periodos.
Megazostrodon |
En
cuanto a los multituberculados, todo indica
que fueron los primeros mamíferos herbívoros. Aparecieron al final del Jurásico,
y sobrevivieron hasta los comienzos del Cretácico. Aunque no guarden
relación evolutiva con los actuales roedores, los multituberculados poseían
dentaduras muy similares a ellos, fruto de su adaptación al mismo estilo de
vida y de hábitos alimenticios. Todo apunta a que también su apariencia sería
similar. Los tamaños de los fósiles hallados oscilan entre el de un ratón y el
de un castor moderno, lo que para un mamífero primitivo es un tamaño más que
considerable. Destacan en el registro fósil de este orden, dos familias. La
primera es la de los haramíyidos, a la que pertenece Haramiya, una especie que habitó Europa a
caballo entre el Triásico y el Jurásico. Pudo alcanzar un tamaño de unos 12 cm ., y debía ser similar a
un ratón de campo moderno. Sus anchos molares le permitían aplastar alimentos
como frutos y vegetación baja.
Otra
familia de multituberculados mucho más moderna (del Paleoceno), es la de los ptilodóntidos,
a la que perteneció la especie Ptilodus.
Se trata de un animal con aspecto intermedio entre las ratas y las ardillas
actuales, que vivió en América del Norte y alcanzó la notable longitud de 50 cm . Su cola larga y
prensil apunta a una vida arborícola, y por su dentadura es muy posible que se
alimentara de semillas duras del tipo de las nueces.
Aunque
no fosilizan, es fácil imaginar los largos pelos del bigote que sin duda
tendrían estas pequeñas criaturas, que siendo tan antiguas, son a la vez tan
cercanas a nosotros. El profe Bigotini acaricia su poblado mostacho, y no puede
evitar sentir una tierna simpatía por aquellos bichitos tímidos que convivieron
con los terribles dinosaurios. El profe, tras husmear un poco, encuentra unos
cacahuetes olvidados en el cajón de su despacho, y los devora con delectación.
Me gustaría que pudieseis verlo con el bigote lleno de sal y la camisa cubierta
de diminutas cascarillas.
Los
placeres sencillos son el último refugio de las personas complicadas. Oscar
Wilde.
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