En
el periodo que precedió en Hollywood a la implantación del férreo código moral
que limitó tanto los centímetros de piel que las estrellas podían descubrir,
como la libertad de los guionistas, una mujer, Claudette
Colbert, reinó en las pantallas de medio mundo.
No
puede decirse que fuera una belleza. De hecho, su físico queda bastante alejado
de nuestros cánones estéticos actuales. Diríamos que poseía una belleza algo
anticuada incluso para su época. Sin embargo había en ella un encanto
indefinible. Su condición de francesa (detalle que siempre ha fascinado a los
varones americanos y a algunos otros no americanos) y una notable dosis de
descaro, la convirtieron en una especie de mito erótico. Sus desnudos en Cleopatra de Cecil B. DeMille causaron
una gran conmoción. DeMille sumergió a Claudette en una bañera llena de leche,
y sencillamente la filmó mientras se frotaba con una esponja. Eso bastó para
enardecer al público masculino, y para batir todos los registros de
recaudación. Otro detalle que podrá dar una idea de la popularidad de la
estrella, es que la
productora Columbia
utilizó su imagen para encarnar a América en la dama de la antorcha que
aparecía al inicio de sus filmes de 1934.
En
nuestra sección filmográfica os ofrecemos el enlace para visionar un breve
recorrido fotográfico y musical que ilustra los primeros años de esta
inolvidable estrella. Haced clic en la imagen y pasadlo bien.
Próxima
entrega: Charles Laughton
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