El
día 28 de diciembre se conmemora en el orbe católico el sangriento episodio de
la degollación o matanza de los inocentes. La autoría intelectual de semejante
atrocidad se atribuye a Herodes, quien según la tradición, ordenó exterminar a
todos los infantes menores de dos años de Belén y sus alrededores. Causantes
involuntarios de la masacre habrían sido los reyes magos, que unos días antes,
con cierta ligereza, revelaron al tetrarca judío el propósito de su viaje.
El
episodio sólo aparece en uno de los evangelios
canónicos, el de Mateo. Al
parecer también se menciona en uno de los libros apócrifos, el evangelio armenio. Señala Mateo que
con la matanza se cumplió la profecía de Jeremías. Por lo demás, no aparece en
Flavio Josefo ni en ninguna otra de las fuentes históricas fiables, por lo que
para muchos queda en entredicho su autenticidad.
Daniele da Volterra. La masacre de los inocentes. 1557 |
Desde
el Medievo hay documentadas en todo el mundo cristiano, fiestas relacionadas
con la matanza de inocentes, que se resuelven en bromas y otras manifestaciones
lúdicas. En España e Hispanoamérica se celebran el mismo 28 de diciembre. En
los países anglosajones tiene lugar una fiesta parecida el 1 de abril, con el
nombre de fools day (día de los
tontos), y en Francia el primer día del año se honraba al asno que cabalgó
Jesús el domingo de ramos. Tales festividades jocosas parecen tener un origen
común en las saturnales romanas, un carnaval solsticial que celebraba la
llegada del invierno con actos burlescos en los que todo estaba permitido. A
nadie debe sorprender semejante origen, si consideramos que buena parte del
cristianismo se sustenta y hereda los usos paganos anteriores, ya que fue esta
astuta adaptación, la fórmula elegida para introducir la religión de Cristo en
el ámbito de la romanidad.
Volviendo
al suceso original de la degollación de los inocentes, digamos que ha sido
objeto de multitud de representaciones artísticas, tanto en la pintura como en
la imagenería religiosa. Es tema muy popular durante la edad media y buena parte
de la moderna hasta el siglo XVII, a partir del cual desaparece súbita y
misteriosamente de las representaciones pictóricas y escultóricas. Es muy
habitual plasmar junto a la matanza de niños, al rey Herodes en su trono
contemplando el espectáculo. En las tablas góticas, flamencas o meridionales,
también suele representarse la huída a Egipto en uno de los laterales o en
segundo plano.
Las
representaciones pictóricas suelen ser extremadamente realistas. Los detalles
más macabros de la degollina los encontramos quizá durante el gótico, época
particularmente proclive a tales excesos. En el renacimiento destaca el fresco
titulado strage degli inoccenti, pintado
en 1485, que se encuentra en la capilla
Tornabuoni de la basílica florentina de Santa
María Novella, y es obra del taller de Domenico
Ghirlandaio.
Hoy
os presento acaso una de las menos conocidas de las que se dedicaron al tema.
Se trata de La masacre de los inocentes,
que data de 1557 y es obra de Daniele da
Volterra, pintor y escultor manierista, y discípulo predilecto
de Miguel Ángel. Fiel imitador de su
maestro, Volterra dominaba como él la anatomía y el dibujo de la figura humana.
Destacó también por el acertado uso del claroscuro y por la mal disimulada
sensualidad que supo imprimir a sus composiciones, y que le acarreó no pocos
enemigos entre la jerarquía eclesiástica. A la muerte de Miguel Ángel, Pablo
III encargó a Volterra que ejerciera de censor, cubriendo con distintos
artificios las desnudeces de los personajes representados en El juicio final de la capella sistina. Afortunadamente Daniele
da Volterra murió antes de concluir su poco grata misión. No obstante, pintó
suficientes taparrabos como para merecer el despectivo apodo de il Braghettone, que le impuso el pueblo
romano.
Tal
vez por este motivo Volterra ha pasado a la historia del arte en un inmerecido
segundo plano, que la crítica moderna está revisando en los últimos años, para
colocar a este artista en el lugar de privilegio a que se ha hecho acreedor por
la importancia de su obra y su trayectoria artística. Vaya también desde aquí
mi modesto homenaje al denostado Braghettone,
que no tuvo más remedio que hacer lo que en definitiva terminamos haciendo
todos: trabajar para sobrevivir.
Trabaja
como si no necesitaras el salario. Ama como si nunca te hubieran abandonado.
Baila como si nadie te estuviera mirando…
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